ELECCIÓN DE LOS ESTUDIOS Y VOCACIÓN EN LOS JÓVENES

Arantzazu Loidi

Vie, 06/17/2022 - 09:25

Una decisión de gran importancia en la vida de una persona es la elección de sus estudios universitarios. ¿Cómo ayudar a los jóvenes en esa decisión, especialmente cuando tienen dudas, miedo a equivocarse o ni siquiera saben lo que quieren porque no se conocen suficientemente? En esta nueva entrada del blog podemos encontrar algunas propuestas para acompañarlos en el proceso de descubrimiento de su propia vocación.

A estas alturas del final del curso académico, muchos estudiantes se encuentran ante la tesitura de tener que decidir qué rumbo dar a sus vidas, con la elección de unos estudios universitarios o profesionales. Incluso siendo aún más jóvenes, tienen que orientar su futuro a los 16 años, porque deben escoger un camino de formación profesional o la especialidad de bachillerato.

Muchos de ellos sienten por momentos que no tienen opción a equivocarse, que una vez hechas esas elecciones se les cierran muchas puertas… La realidad es que unas decisiones tan tempranas en la vida les avocan a una senda ya estrecha, por la cual seguir sin mucha oportunidad de cambiar de sector, salvo que más adelante hagan una apuesta radical de empezar de cero”. Todo ello en una situación histórica laboral en la que la vida profesional de casi nadie termina donde empezó, y pasó a la historia el trabajar toda la vida en lo mismo o en la misma empresa.

Para muchos de estos jóvenes no es una elección fácil la de sus próximos pasos: quien ha ido bien en los estudios lo mismo vale” y muchas veces le atrae tanto una opción como otra; y quien ha tenido más dificultades académicas tampoco tiene claro qué le irá mejor. Además, la realidad es que existen muchos condicionantes objetivos que limitan la elección: las notas previas, la realidad económica familiar, el resultado de las pruebas de acceso a la universidad o las condiciones exigentes de las universidades a las que les gustaría acceder.  Y todo ello se suele convertir para muchos en motivo de ansiedad, de crisis…, salvo que tengan la orientación y el acompañamiento necesarios.

Estos últimos años he podido acompañar a jóvenes (y también a padres/madres) en lo que viven en esa situación; pero sobre todo también en una escucha más allá, con tiempo y calma, para tratar de identificar qué les atrae verdaderamente, para qué se sienten más dotados, qué es lo que más va con ellos. También que puedan hacer la experiencia de vivir con tranquilidad y sosiego este proceso de tomar decisiones. Es un proceso de aprender a ser libres de muchos condicionantes, empezando por la presión que se imponen a sí mismos o reciben del entorno, el miedo a equivocarse, el no tener ni idea de lo que quieren porque no se conocen, la incertidumbre, la comparación con otros… y otros movimientos que les condicionan a la hora de elegir. 

Es importante ayudarles a escucharse, a tomar perspectiva con el tiempo necesario. No es algo que se pueda hacer justo  en el momento en que deben decidir y más agobiados están, con mucha materia que estudiar, con la presión de los exámenes o de una nota de corte, el nerviosismo o las expectativas propias o del entorno;  les ayudará sentirse acogidos  en el sentimiento  que viven de que se juegan su futuro” en una prueba de acceso, en la inseguridad e indecisión que experimentan, o ayudarles a decidir sopesándolo todo de la forma más libre posible, dentro de su realidad. Ayudarles a hacer referencia a su ser, a sus potencialidades y capacidades,  en la medida de lo posible.

Afortunadamente, muchos jóvenes intuyen claramente cuál es su camino; incluso saben qué capacidades más específicas tienen y para qué y se atreven a probar en base a ello; o tienen claro que quieren estudiar y formarse en aquello que les gusta, aunque quizás nunca se vayan a dedicar a ello. Estudiantes que desde muy pequeños han tenido claro un camino, una vocación nítida, intuición de algo a lo que quieren dedicar sus vidas. Solo necesitan tener la oportunidad para ello. También chicas y chicos cuyos padres, educadores y colegios han cuidado el acompañamiento en el descubrimiento de sus verdaderas cualidades, dones y vocaciones. O que , simplemente, les dan la tranquilidad de poder probar, equivocarse, darse un tiempo sabático para después elegir. Porque verdaderamente a esa edad algunos no tienen la madurez y el conocimiento de sí mismos como para dar pasos seguros.  Y de hecho nos encontramos con jóvenes que han dejado los estudios universitarios recién iniciados, porque se han dado cuenta rápidamente de que no han acertado, de que no es lo suyo, o de que lo que se imparte no responde a las expectativas que se habían hecho.

En esos casos es importante hacerles comprender, aunque no es fácil , que no es un fracaso. Que tienen toda la vida por delante y que vale la pena pararse a escuchar cuál es su verdadera vocación, qué necesitan para vivirla, qué camino personal pueden trazar. Y, sobre todo, vale la pena que las familias y los centros educativos faciliten esta escucha de sus potencialidades desde bien temprano, para que la elección se pueda hacer con seguridad y según las aspiraciones y dones de cada persona. Para no construir un proyecto cualquiera sino poner las bases de cara a encarnar la intuición de su vocación, y ,a partir de lo que se va viendo como vocación, trazar el proyecto para ir avanzando,  dentro de lo que la realidad les permite, según las opciones ya hechas, sus resultados académicos y los posibles lugares de estudio.

Algunas propuestas que ayudan

  • Desde bien pequeños/as, incentivar sus gustos personales, la curiosidad por descubrir, a través del juego, la lectura, los estudios, los medios tecnológicos y/o audiovisuales… Lo que pueda contribuir a despertar y afianzar quien cada uno/a es. Favorecer, observar  y reflejar sus particularidades desde bien temprano, para que su personalidad vaya tomando fuerza y la persona tome consciencia de ella; que ésta se avive y les ayude en las diferentes opciones que vayan haciendo.
  • Según van teniendo capacidad para ello, ayudarles a escuchar sus cualidades, en qué son especialmente hábiles, qué despierta más su curiosidad y su pasión, dándoles opciones para probar, descartar…
  • En el momento de decidir unos estudios, ayudarles a ir más allá de las asignaturas que más les gustan. Es decir, ayudarles a ver las posibilidades detrás de la biología, la física o la literatura; la vocación que esos gustos pueden estar indicando. Para que a la hora de elegir la carrera vayan más allá de las asignaturas que les van bien.
  • Darles opciones de conocer las profesiones que hay detrás de las carreras que pueden elegir: ofrecerles la posibilidad de testimonios de personas que estudiaron una determinada carrera, las salidas profesionales que han tenido, el camino y la especialidad única y personal que han diseñado y el camino personal que han hecho a partir de haber estudiado en su día tal o cual licenciatura o formación profesional.  Pero, sobre todo, que se dejen “tocar” por la pasión de personas apasionadas por una vocación. Si esa vocación o alguna similar está en ellos, se podrá despertar. Ayudarles también a escuchar qué les despiertan las personas conocidas que viven con pasión su trabajo o vocación: personas de la familia, cercanas; personas que conocen a través de los medios…  ¿Por qué me atrae lo que vive esta persona en su trabajo?
  • Informarse para conocer las diferentes opciones de trabajo que puede traer cada formación. ¿Para qué profesión me prepara esta carrera? ¿En qué podré trabajar?
  • Según van avanzando en unos estudios, ayudarles a completar y personalizar su currículum, según sus gustos y aficiones personales, el plus, el color específico  y valor añadido que como persona única e irrepetible va a poder aportar a un sector profesional. Aquello que presiente él o ella va a poder  aportar a una determinada profesión y que viene de su bagaje de vida, enriquecida ,por ejemplo, por los estudios musicales que en su día realizó, su dedicación al deporte, a un voluntariado, a una afición, o a su curiosidad más genuina.

¡Qué apasionante colaborar en que los jóvenes puedan ir intuyendo y descubriendo su vocación! Y ayudarles a dirigir los pasos del viaje de su vida en esa dirección. Un camino largo de descubrimiento, quizás tan largo como la vida misma… Porque, como decía Machado, Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.

 Pero hay que saber hacia dónde encaminar los pasos.


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